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Hay cosas que no pueden verse con los ojos y que están ahí.
La princesita que creía en los cuentos de hadas, Marcia Grand
Hay cosas que no pueden verse con los ojos y que están ahí.
La princesita que creía en los cuentos de hadas, Marcia Grand
Señoras, Seños, Señoritas y Caballeros que pasan por este su blog…
Y porque me llegó un mail, sí, a ese mail que rara vez reviso porque llegan muchos correos pero que muy lejana la vez los leo y esta fue la ocasión en la que he puesto atención a varios debido al gran tiempo que tuve este puente no oficial que me brindaron muy amables personas... el caso es que me encontré con una grata sorpresa y como el público conocedor lo pide ¡here we go!
Y porque me llegó un mail, sí, a ese mail que rara vez reviso porque llegan muchos correos pero que muy lejana la vez los leo y esta fue la ocasión en la que he puesto atención a varios debido al gran tiempo que tuve este puente no oficial que me brindaron muy amables personas... el caso es que me encontré con una grata sorpresa y como el público conocedor lo pide ¡here we go!
“A LAS PUERTAS DE ROYALVILLE”
Señoras, Seños, Señoritas y Caballeros que pasan por este su blog…
Y porque me llegó un mail, sí, a ese mail que rara vez reviso porque llegan muchos correos pero que muy lejana la vez los leo y esta fue la ocasión en la que he puesto atención a varios debido al gran tiempo que tuve este puente no oficial que me brindaron muy amables personas... el caso es que me encontré con una grata sorpresa y como el público conocedor lo pide ¡here we go!
Y porque me llegó un mail, sí, a ese mail que rara vez reviso porque llegan muchos correos pero que muy lejana la vez los leo y esta fue la ocasión en la que he puesto atención a varios debido al gran tiempo que tuve este puente no oficial que me brindaron muy amables personas... el caso es que me encontré con una grata sorpresa y como el público conocedor lo pide ¡here we go!
“A LAS PUERTAS DE ROYALVILLE”
Un sábado de relatos. Esta es la segunda entrega que les muestro de tal tópico.
Con motivo de los Halloweenes que cada vez más nos carcome y porque se acerca el Día de Muertos tan conmemorado en tierras mexicanas…. “sí, fíjese le traigo el día de hoy un relato de esos de ultratumba donde todo es 100 % veraz”. En realidad quién sabe, verdad, pero es algo que me pasó hace ya un par de años cuando recién entre a la hache, hache, hache empresa en la que laboro.
Todo comenzó aquella noche pasadas las 22 horas cuando después de haber terminado mis labores satisfactoriamente y como buena empleada que era en ese entonces (no digo que ahora no lo sea...) decidí irme por lo que es llamado laboralmente como “El alma del hotel” y así fue, salí por la puerta trasera de recepción para encontrarme con las escaleras de emergencia subiendo al conocido:
Para poder cruzar dos pasillos, que por políticas, si no están en uso las luces se encuentran apagadas pero en esta ocasión el primero de ellos que corresponde o es mejor conocido como el de “Dirección General” tenía sus luces prendidas y siendo de esa forma sólo me dediqué a caminar a través de él sin ninguna novedad, ¿Qué de novedoso podrían ser esos pasillos si a diario pasamos por ellos?
Aún recuerdo que para ese entonces aún no portaba el distinguido uniforme de la institución por lo que mis nobles vestimentas consistían en un humilde traje sastre (saco, pantalón) en tono negro, mis castañas y largas cabelleras las había alaciado y aquí debo admitir que mi esplendoroso uso de la moda no era lo mío, era joven y mi asistente de moda no era aún contratada y portaba yo una mochila azul (como me encanta ella, la muy condenada) cruzada al hombro.
Era así como el largo recorrido por el primer pasillo había terminado por lo que adentrarse al segundo (que es lo más coherente) y siendo de tal forma entre al principio del mismo con la luz encendida previamente por alguien más.
Al inicio hay un coqueto apagador para cumplir aquellas políticas mencionadas antes y miré curiosa que uno de ellos parpadeaba; pensé yo en mis interiores
¡OH! Qué maravilla, es de esos apagadores modernos que tienen programado un cierto tiempo y se apagan solos por aquello de que a veces los aldeanos de Royalville son medio holgazanes y olvidan la regla básica de cuidar la energía eléctrica.
Di un par de pasos más…. cuando de pronto la luz que iluminaba mi sendero se esfumó dejándome en penumbras, sombras y a la merced de nadie en ese pasillo. Lo que miraba al final era otra luz, una luz incandescente que me llamaba lentamente y como eclesiásticamente nos han hecho creer yo iría directamente a ella para salvar mi alma de feroces ánimas malditas que quisieran tomar mi cuerpo y alma para algún ridículo sacrificio o rito sin sentido; de esa forma sólo pude maldecir mentalmente la forma por la que imprudentemente la luz se había ido justo cuando yo pasaba por ahí, giré mi rostro para mirar con recelo el que yo creí "un moderno apagador" al inicio del pasillo.
Fue así como tan de pronto lo hice mi periférica vista captó algo más detrás de mí en el muro del fondo, mi vista regresó al frente e instantáneamente mis reflejos me hicieron voltear a ver el muro, muro que a pesar de que el pasillo se encontrase en penumbras se dibujaba una perfecta silueta parecida a la mía con la diferencia de que era unos 30 ó 40 centímetros más alta que yo; esa silueta parecía ser yo ¿Quién más podía ser, sino yo? Pensé premeditadamente y encontrando lógica pues aquella luz al fondo del túnel podría ser la causante de aquella imagen dibujada en el muro… pero… espera un segundo si yo todavía sigo caminado...
¿Por qué aquella sombra no imitó mis movimientos?
Mejor aún por qué aquella sombra parecida a mí no enmarca la mochila de lado que yo cargo…
Por qué aquella sombra no detona movimientos…
Mi vista una vez más regresó al frente y miré la luz al fondo del pasillo una vez más, seguro ella es la causante de aquella sombra, incrédula me volví a repetir pero mi lógica seguía trabajando y me dije a mí misma:
Yo: Mi misma, si la luz provoca esa sombra tras de mí o una de dos la sombra si volteo será o más grande o más pequeña e incluso se tendrá que ver mi mochila cruzada al hombro que cargo con las semillas para cultivar canavis en el patio trasero de mi choza y lo más importante se moverá junto conmigo… ¡PORQUE es mi sombra!
Yo: Mi misma, si la luz provoca esa sombra tras de mí o una de dos la sombra si volteo será o más grande o más pequeña e incluso se tendrá que ver mi mochila cruzada al hombro que cargo con las semillas para cultivar canavis en el patio trasero de mi choza y lo más importante se moverá junto conmigo… ¡PORQUE es mi sombra!
Me vi de nuevo en la necesidad de voltear a confirmar la teoría dicha a mí misma justo cuando llevaba la mitad del recorrido del pasillo, más o menos a la altura de donde esta enfocada la fotografía.
¡OH sorpresa! La sombra… la sombra… mi corazón palpitó rápidamente pues la sombra era del mismo tamaño, misma posición, mismo todo... no habría más que hacer era momento de… ¡CORRER!
El susto me duró un par de minutos hasta que asimile que… sí en efecto había sido incauta por alguna de las almas en pena que alberga como huéspedes de larga estancia este placentero lugar y que además se dan el lujo de no pagar. Llamo a las autoridades correspondientes para que les den una tarifa convenio, no podemos vivir manteniendo a tanta "gente" así. Pufff.
De este modo aprendí a vivir con ello pues cada habitante de Royalville ha pasado por un suceso parecido y con motivo de las festividades que nos rondan pensé postearlo aunque bien pude haber llamado hace un par de años a Juan Ramón Saenz (o como se escriba) a su famoso programa: La mano peluda.
¡Caray! Hago mejores banners promocionales en FTHM que eso… pero no juzgaré a mi prójimo, mejor pienso en ¿de qué me disfrazo este Halloween para asustar a la pedinche infancia que rondará estos tres días? Y en lo que encuentro una idea buena me acuerdo de la señora que atormenta todas mis estancias en el transporte público por las mañanas cada que se me hace tarde y no alcanzó a “Don Pepe”
Pienso sinceramente que esta “mujer” jamás se quita el disfraz, es más puedo asegurarles que es Robin Williams en esa película de los noventa llamada “Papá por siempre” ustedes me dirán, me desmentirán y etc. pero yo digo que sí es la mismisimisima Mrs. Doubtfire.
Y hablando de mujeres y halloweenes cierro mi post con otra cosa espeluznante que me encontré hoy por la mañana en el colectivo (btw para la gente que me conoce sabe que me la paso tomando fotos y captando el momento MAC con mi cámara por toda la metrópoli así que si un día te vez posteado aquí ni te quejes xD)
Postdatas y notas culturales al público lector:
- Las semillas de canavis (marihuana) que llevaba en mis bolsas, se cayeron aquella noche y de tremendo susto me retiré del vicio pensando que era la causante de mis alucinaciones y lo modifiqué por otra estimulante más potente. ¡Así se hace Zaybet!
- "El apagador moderno del pasillo" nunca fue, ni ha sido moderno; sólo fue un desventurado momento que se unió a magnífica noche que pasé en Royalville.
- Sigo siendo una buena empleada aunque ahora exijo mis derechos con más fuerza e ímpetu.
Un sábado de relatos. Esta es la segunda entrega que les muestro de tal tópico.
Con motivo de los Halloweenes que cada vez más nos carcome y porque se acerca el Día de Muertos tan conmemorado en tierras mexicanas…. “sí, fíjese le traigo el día de hoy un relato de esos de ultratumba donde todo es 100 % veraz”. En realidad quién sabe, verdad, pero es algo que me pasó hace ya un par de años cuando recién entre a la hache, hache, hache empresa en la que laboro.
Todo comenzó aquella noche pasadas las 22 horas cuando después de haber terminado mis labores satisfactoriamente y como buena empleada que era en ese entonces (no digo que ahora no lo sea...) decidí irme por lo que es llamado laboralmente como “El alma del hotel” y así fue, salí por la puerta trasera de recepción para encontrarme con las escaleras de emergencia subiendo al conocido:
Para poder cruzar dos pasillos, que por políticas, si no están en uso las luces se encuentran apagadas pero en esta ocasión el primero de ellos que corresponde o es mejor conocido como el de “Dirección General” tenía sus luces prendidas y siendo de esa forma sólo me dediqué a caminar a través de él sin ninguna novedad, ¿Qué de novedoso podrían ser esos pasillos si a diario pasamos por ellos?
Aún recuerdo que para ese entonces aún no portaba el distinguido uniforme de la institución por lo que mis nobles vestimentas consistían en un humilde traje sastre (saco, pantalón) en tono negro, mis castañas y largas cabelleras las había alaciado y aquí debo admitir que mi esplendoroso uso de la moda no era lo mío, era joven y mi asistente de moda no era aún contratada y portaba yo una mochila azul (como me encanta ella, la muy condenada) cruzada al hombro.
Era así como el largo recorrido por el primer pasillo había terminado por lo que adentrarse al segundo (que es lo más coherente) y siendo de tal forma entre al principio del mismo con la luz encendida previamente por alguien más.
Al inicio hay un coqueto apagador para cumplir aquellas políticas mencionadas antes y miré curiosa que uno de ellos parpadeaba; pensé yo en mis interiores
¡OH! Qué maravilla, es de esos apagadores modernos que tienen programado un cierto tiempo y se apagan solos por aquello de que a veces los aldeanos de Royalville son medio holgazanes y olvidan la regla básica de cuidar la energía eléctrica.
Di un par de pasos más…. cuando de pronto la luz que iluminaba mi sendero se esfumó dejándome en penumbras, sombras y a la merced de nadie en ese pasillo. Lo que miraba al final era otra luz, una luz incandescente que me llamaba lentamente y como eclesiásticamente nos han hecho creer yo iría directamente a ella para salvar mi alma de feroces ánimas malditas que quisieran tomar mi cuerpo y alma para algún ridículo sacrificio o rito sin sentido; de esa forma sólo pude maldecir mentalmente la forma por la que imprudentemente la luz se había ido justo cuando yo pasaba por ahí, giré mi rostro para mirar con recelo el que yo creí "un moderno apagador" al inicio del pasillo.
Fue así como tan de pronto lo hice mi periférica vista captó algo más detrás de mí en el muro del fondo, mi vista regresó al frente e instantáneamente mis reflejos me hicieron voltear a ver el muro, muro que a pesar de que el pasillo se encontrase en penumbras se dibujaba una perfecta silueta parecida a la mía con la diferencia de que era unos 30 ó 40 centímetros más alta que yo; esa silueta parecía ser yo ¿Quién más podía ser, sino yo? Pensé premeditadamente y encontrando lógica pues aquella luz al fondo del túnel podría ser la causante de aquella imagen dibujada en el muro… pero… espera un segundo si yo todavía sigo caminado...
¿Por qué aquella sombra no imitó mis movimientos?
Mejor aún por qué aquella sombra parecida a mí no enmarca la mochila de lado que yo cargo…
Por qué aquella sombra no detona movimientos…
Mi vista una vez más regresó al frente y miré la luz al fondo del pasillo una vez más, seguro ella es la causante de aquella sombra, incrédula me volví a repetir pero mi lógica seguía trabajando y me dije a mí misma:
Yo: Mi misma, si la luz provoca esa sombra tras de mí o una de dos la sombra si volteo será o más grande o más pequeña e incluso se tendrá que ver mi mochila cruzada al hombro que cargo con las semillas para cultivar canavis en el patio trasero de mi choza y lo más importante se moverá junto conmigo… ¡PORQUE es mi sombra!
Yo: Mi misma, si la luz provoca esa sombra tras de mí o una de dos la sombra si volteo será o más grande o más pequeña e incluso se tendrá que ver mi mochila cruzada al hombro que cargo con las semillas para cultivar canavis en el patio trasero de mi choza y lo más importante se moverá junto conmigo… ¡PORQUE es mi sombra!
Me vi de nuevo en la necesidad de voltear a confirmar la teoría dicha a mí misma justo cuando llevaba la mitad del recorrido del pasillo, más o menos a la altura de donde esta enfocada la fotografía.
¡OH sorpresa! La sombra… la sombra… mi corazón palpitó rápidamente pues la sombra era del mismo tamaño, misma posición, mismo todo... no habría más que hacer era momento de… ¡CORRER!
El susto me duró un par de minutos hasta que asimile que… sí en efecto había sido incauta por alguna de las almas en pena que alberga como huéspedes de larga estancia este placentero lugar y que además se dan el lujo de no pagar. Llamo a las autoridades correspondientes para que les den una tarifa convenio, no podemos vivir manteniendo a tanta "gente" así. Pufff.
De este modo aprendí a vivir con ello pues cada habitante de Royalville ha pasado por un suceso parecido y con motivo de las festividades que nos rondan pensé postearlo aunque bien pude haber llamado hace un par de años a Juan Ramón Saenz (o como se escriba) a su famoso programa: La mano peluda.
¡Caray! Hago mejores banners promocionales en FTHM que eso… pero no juzgaré a mi prójimo, mejor pienso en ¿de qué me disfrazo este Halloween para asustar a la pedinche infancia que rondará estos tres días? Y en lo que encuentro una idea buena me acuerdo de la señora que atormenta todas mis estancias en el transporte público por las mañanas cada que se me hace tarde y no alcanzó a “Don Pepe”
Pienso sinceramente que esta “mujer” jamás se quita el disfraz, es más puedo asegurarles que es Robin Williams en esa película de los noventa llamada “Papá por siempre” ustedes me dirán, me desmentirán y etc. pero yo digo que sí es la mismisimisima Mrs. Doubtfire.
Y hablando de mujeres y halloweenes cierro mi post con otra cosa espeluznante que me encontré hoy por la mañana en el colectivo (btw para la gente que me conoce sabe que me la paso tomando fotos y captando el momento MAC con mi cámara por toda la metrópoli así que si un día te vez posteado aquí ni te quejes xD)
Postdatas y notas culturales al público lector:
- Las semillas de canavis (marihuana) que llevaba en mis bolsas, se cayeron aquella noche y de tremendo susto me retiré del vicio pensando que era la causante de mis alucinaciones y lo modifiqué por otra estimulante más potente. ¡Así se hace Zaybet!
- "El apagador moderno del pasillo" nunca fue, ni ha sido moderno; sólo fue un desventurado momento que se unió a magnífica noche que pasé en Royalville.
- Sigo siendo una buena empleada aunque ahora exijo mis derechos con más fuerza e ímpetu.
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